• 26 Marzo, 2023

CONTAGIADOS DE DEMOCRACIA.

POR: Roberto Cano Cano, Abogado y escritor.

En Chile estamos contagiamos de Democracia. Su virus está siempre con nosotros, especialmente desde 1990; pero como es invisible no lo vemos y muchas veces no percibimos que está. Lo olvidamos y no lo valoramos. Pero sigue allí, en el cuerpo de nuestra Patria.

Si se pone algo de atención podemos notar ese virus de la democracia cuando, sin mayores limitaciones que afecten nuestra vida personal, caminamos libres por las calles y dormimos tranquilos, sin temor a que en la oscuridad lleguen desconocidos y nos lleven a lugares tortuosos; cuando expresamos nuestra opinión y escuchamos la de otros, sin restricciones; cuando nos podemos reunir sin tener que pedir permiso; cuando podemos organizarnos para tratar de influir en la dirección de nuestra sociedad, en sus distintos niveles; etc, etc. Es que este virus es asintomático.

Pero en los días de elecciones el virus de la Democracia se hace visible. Lo vemos nosotros y lo ven otros, cuando acudimos a votar, decidiendo a quiénes elegimos para algunos cargos. Y de esa manera expresamos opinión escrita (con una raya) e influimos, para que se sepa cómo queremos que sea nuestra comunidad, después de optar entre las alternativas que son los candidatos y sus propuestas.

Esta vez, elegimos autoridades comunales para un período de cuatro años y por primera vez elegiremos a la principal autoridad de la región, también para un periodo determinado.

Pero más aún, probablemente por única vez en nuestra vida, elegiremos a quienes confiamos la gran tarea de redactar una Nueva Constitución Política para nuestra República. Gran oportunidad para nosotros los electores, gran honor para ellos los elegidos. ¡Qué hermosa tarea! Lo/as envidio.

Tener una Nueva Constitución significa  redactar un documento jurídico fundamental para la organización y funcionamiento de nuestra sociedad durante los próximos cincuenta o más años, sobre la base de mínimos comunes que nos identifiquen como una sola comunidad, que vivirá en una misma y gran Casa, de todas y todos. Con nuestras diversidades, pero con un sentido de identidad; con tolerancia, aceptando el pluralismo y teniendo mecanismos legítimos de resolución de nuestros naturales conflictos y diferencias.

El otro vale igual que yo; los otros valen tanto como nosotros.

Compatriotas, vivamos  estos dos días con conciencia y responsabilidad histórica; porque esta será nuestra herencia para las generaciones venideras.

(En memoria de Ana Luisa López Barrientos, quien habría vivido este día con gran alegría y merecido orgullo).